En el triangulo psiquis, geometría del entorno y monedas comienzan mis obras
EL TRIANGULO EXISTENCIAL
Por Susana Wildner
El devenir humano se apoya sobre tres Pilares. La base de cada uno de ellos es
un modesto punto en el espacio euclidiano. En esa geometría (hay otras), tres
puntos definen un plano. Es el plano de la Existencia. Uniendo los puntos,
quedará formado un triángulo, que podrá ser equilátero, isósceles o escaleno,
según donde transite cada punto en cada momento.
El primer Pilar es la Psiquis, esto es, la conciencia y la subconsciencia, el interior.
Allí residen las experiencias a la luz de la memoria que las retiene,
microscopiadas con el vidrio opaco y deformado de los recuerdos, que
acomodan la realidad bajo la luz enceguecedora de las vivencias posteriores.
Sobre cada evento pasado, cada individuo tendrá su versión: parecida, diferente
u opuesta; en blanco y negro o a color; en HD o borrosa y (la mas de las veces),
nada de nada.
Como eran mis bisabuelos? Como vestían? Que anécdotas relataban? Y mi
niñez? Y la de mis hermanos? Los eventos se diluyen en el pasado y forman un
fondo brumoso e inescrutable.
Y el hoy? Cuáles son mis amores, mis rencores, mis desilusiones? La Psiquis es
compleja, cambiante, heterogénea, influenciable, sesgada.
Frente a ella asoma el futuro, que es incierto, neblinoso, amenazante y
esperanzador.
Desde este punto primordial flotamos en el plano de la existencia, nunca
inmóviles sino bajo cielos tormentosos, navegando con lo propio, y abriéndonos
paso entre los seres que vagan en nuestro alrededor.
Desde aquí, podemos avistar el Segundo Pilar, formado por los Recursos, la
potencialidad de hacer y utilizar, lo que cada uno posee o cree poseer. Sin
recursos no hay existencia posible. Hasta el minúsculo virus que nos consume
necesita un hábitat que lo cobije y alimente. Y así, en pos de su supervivencia,
el virus terminará consumiendo el cuerpo donde habita, y lo hará ciegamente,
sin más propósito que reproducirse y migrar en el último minuto.
De la misma forma la Humanidad consume los recursos de la Tierra que la
alimenta, con la mente elucubrando en cómo escapar hacia otras geografías
estelares, cuando ya no haya aquí nada más para consumir.
En la época en que vivimos, recursos equivalen a dinero, papeles con un valor a
veces desmedido de lo que acaso representan. No existe dinero sin confianza
en que esos valores son bienes y servicios potenciales y comprimidos, listos a
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liberarse mediante un simple cambio de manos. Y toman diversas formas, desde
billetes impresos a saldos bancarios o dígitos electrónicos, todos ellos burbujas
flotando en una atmósfera turbulenta.
La línea que une la Psiquis con los Recursos puede ser corta o extendida, pero
será siempre recta, continua y transparente.
Ambos Pilares enfrentan el Entorno, las circunstancias, el ambiente. De esta
suma depende la estabilidad de los dos primeros. Es el Tercer Pilar.
Y así queda conformado el Triángulo Existencial, que será pequeño o grande,
de lados iguales o diferentes, pero siempre con la suma invariable de los ángulos
que se forman.
Cada triángulo, cada individuo, es una unidad geométrica, en la que la meta
subyacente es la armonía y donde la entropía es la amenaza que acecha en
silencio, presumiendo que terminará imponiéndose a los avatares que equilibren
la figura primordial.
El plano existencial observa indiferente. Siempre va a estar ahí, inmutable y
hostil, pero cada individuo, cada pequeño triángulo podrá navegar en ese
Universo adimensional buscando el estado de perfección, que es ni más ni
menos que el de fundir las tres bases de los Pilares en una unidad indisoluble,
perfecta, eterna, que podrá prevalecer sobre el caos y la precariedad.
Y este es el triunfo que se nos ofrece a cada uno: desafiar al Destino, que deberá
retirarse humillado ante un adversario tenaz, que podrá lograr, con imaginación
e ingenio, el sometimiento ante el yo de las leyes ya no tan inmutables del
Universo.